Un huerto ecológico con un marcado carácter social y medioambiental
Desde hace ocho años, la Fundació Social La Sapiència desarrolla en el entorno del emblemático castillo de Bellver en Palma un proyecto de recuperación y adaptación del espacio como huerto ecológico, con un marcado componente social. Una fórmula, según nos ha contado Alberto Trabado, monitor de educación medioambiental y coordinador del proyecto, de conjugar en un mismo espacio una sostenibilidad medioambiental y social por igual. La iniciativa se desarrolla en el lugar en donde antiguamente se trabajaba la tierra y cultivaban los habitantes y trabajadores del castillo. “Hemos encontrado también comederos y bebederos antiguos que estamos recuperando, lo que es una prueba más de que por aquel entonces aquí había ganado, junto con las huertas de cultivo. Antes ir a Palma era muy raro, quedaba muy lejos, por lo que procuraban producir lo que consumían y tener por aquí sus propios animales”, aclara Alberto.
Todos los muros y los diferentes espacios han sido recuperados, reaprovechando materiales, piedras o muros que ya existían. “Ese fue el primer paso para crear el huerto, siempre con un carácter social ya que aquí participan grupos de terapia con personas que están en procesos de reinserción social con todo tipo de problemáticas. Desde gente con problemas psiquiátricos graves o leves, drogodependientes o con problemas de alcohol, hasta los casos más comunes hoy en día: personas que directamente se han quedado sin trabajo y sin ningún tipo de prestación, por lo que trabajar aquí supone al menos tener una pequeña vía de ingresos”, explica Alberto. Además, toda la producción del huerto es destinada a comedores sociales.
Alberto Trabado junto a cuatro de los trabajadores actuales que participan en el programa
Se cultiva durante todo el año, siempre en ecológico, aunque en invierno se baja un poco el ritmo, ya que se dedica una parte del tiempo a mantenimiento, a hacer compost, o a trabajar más la tierra. El compost se hace con los restos orgánicos que sobran de las plantaciones y con el abono que les cede la policía montada de sus caballos, que están justo al lado. Toda la tierra es recuperada, ya que no se ha introducido nueva de otros sitios. En un primer momento, debido a que el lugar estaba lleno de escombros, era tierra de muy mala calidad, con mucho sedimento de marés. A base de trabajarla y enriquecerla, se ha ido recuperando y cada año es más productiva. Además de cultivos de temporada con las parades en crestall de Gaspar Caballero, también hay frutales: naranjos, limoneros, manzanos, perales o nectarinas.
Algunas de las parades en crestall
En cualquier caso, Alberto Trabado aclara que antes el huerto era mucho más productivo, aunque terminaron optando por tener un huerto más educativo. “Da menos producción, pero es más didáctico, tanto para la gente que trabaja y participa en el programa como para las visitas, sobre todo pensando en los escolares que nos visitan”, señala. De todos modos se produce continuamente, sembrando y recogiendo con el método de Gaspar Caballero, que obliga siempre a cultivar un poco de cada cosa como mínimo. Sin llegar a producir lo suficiente como para suministrar al completo un comedor social, si se consigue complementar la dieta con comida ecológica y sana.
Alberto Trabado en primer término junto a algunos de los cultivos
El tiempo que permanecen trabajando en el proyecto depende de cada caso. “Hay algunas veces en las que vienen enmarcados en un programa y cuando finaliza dejan de trabajar. En otros casos, desde que consiguen regularizar su situación laboral o, a nivel médico, dependiendo de las recomendaciones del doctor que lleve su caso”, explica Alberto. “Por norma general, trabajar aquí en medio de la naturaleza, al aire libre, le viene bien a todo el mundo y da bastantes buenos resultados”, concluye. Durante los ocho años que lleva en marcha la iniciativa, han podido pasar por aquí más de 200 personas, de todo tipo de nacionalidades y con todo tipo de problemáticas. Gente muy variopinta que, en la mayoría de casos, nunca ha tocado el campo para nada, en ningún aspecto, aunque según nos cuenta Alberto Trabado “siempre terminan aprendiendo y con muy buena actitud”.
También se reciben visitas de escolares y de familias con niños, para conocer en la práctica el funcionamiento de un huerto ecológico. Si estás interesado en concertar una visita, lo único que hay que hacer es contactar con Alberto Trabado a través la Fundación La Sapiencia.
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