C/ Calle Bonaire 6A, Entresuelo, 07012 Palma +34 667 720 201 ecomallorca@ecomallorca.net

Un paseo matinal por sa Tramuntana con Don Bárbaro (Deià – Sa galera – Llucalcari)

Posted By Christopher Ornée / 14 junio, 2012 / Turismo sostenible / 1 Comment

Cuando uno es tan afortunado para poder despertarse en tal sitio como Deià, respirar el aire de la costa nord, estar rodeado de montañas por todos lados y ver el mar, lamentas el disponer tan solo de un día para disfrutarlo antes del regreso a Ciutat. Por suerte, me encontré con Don Bárbaro quien me ofreció llevarme a dar un paseo que jamás olvidaría. Un paseo que me permitiría aprovechar tanto el mar como la montaña. Partimos sobre las 12, yo, esperando un dulce paseo y después un bañito en el mar, con tiempo para tomar el sol y el bocadillo hecho con el cariño de mi mujer. Pues, al final no me equivoqué tanto pero me tuve que ganar ese bocadillo, porque nuestro paseo se convirtió en una caminata de cuatro horas, subiendo acantilados para después bajar lo que parecían millas y millas hasta las rocas de Llucalcari. No sé si la palabra paseo se malentendió o si realmente Don Bárbaro tiene la idea de que ‘paseo’ quiere decir – subir casi verticalmente durante 2 horas, patinar sobre rocas sueltas, saltar árboles caídos y bajar por un bosque interminable. Pues cualquiera que sea el caso, jamás había disfrutado tanto de un ‘paseo’ como aquel día. Vi cosas que nunca había visto antes y gocé de vistas impresionantes, además de entrenar un poco el cuerpo. Un baño en el mar nunca me apetecería tanto.

Rosseguera Can Boqueta

Rosseguera Can Boqueta

Bueno, como ya he dicho, salimos del pueblo (150m) sobre las 12, pasando por Can Boqueta y sus marges superiores para entrar en el bosque. El hecho de caminar en zigzag todo el rato me permitía mirar hacia abajo por donde habíamos venido y después dar la excusa de tomar fotos para descansar. Cruzamos sitges, pasamos un forn de cal y vimos bastantes casetes en ruina. Después de alcanzar y pasar el equipado Pas de Can Boqueta, paramos en un mirador natural para ver de dónde veníamos. Allí estaba Deià, desapareciendo verticalmente debajo nuestro. No podía creer que todavía nos quedaba más subida, pero bebí un trago de agua, apreté los dientes y continué con el resto de la subida, pasando mas rossegueras, espantando cabras y poc a poc llegando a las crestas de es Boixos. Ahora íbamos tranquilamente por encima de las rocas hacia es Puig de sa Galera (908m), nosotros iluminados por el sol, parando de vez en cuando para sacar fotos de lo que ahora era una panorámica de 360 grados de toda la Tramuntana y el mar mediterráneo. A llegar al pico, descansamos solo un poquito antes de empezar la bajada hacia nuestra recompensa, un baño en las rocas de Llucalcari, pero yo no sabía que aún nos quedaban casi 2 horas. El mar parecía tan cerca, pero supongo que es lógico que no se puede simplemente bajar flotando 908 metros en línea recta. Sin embargo, los minutos volaron. Don Bárbaro y yo charlábamos todo el rato compartiendo nuestros proyectos e ideas, sueños del futuro e historias del pasado.

Mirador natural Vistas de Deià

Mirador natural Vistas de Deià

Estar en la naturaleza siempre es especial pero más todavía cuando lo compartes con otra alma parecida, amante del aire libre, un verdadero compañero. No es que no hubiera cosas para observar. Volvimos a ver sitges y casetes, y por supuesto más Bocs, pero poc a poc el bosque dejaba paso a fincas bien conservadas o restauradas mientras nos acercábamos al mar. Cuando por fin llegamos a la orilla, di un mordisco de mi bien merecido bocadillo y lancé una mirada hacia Don Bárbaro que ya se había puesto en bolas y estaba medio metido en el agua fría. Collons! fue la única palabra que se me ocurrió. Yo me metí casi hasta la cintura pero decidí resignarme asimplemente tomar el sol y gozar de la tranquilidad que ofrece tal sitio como ese.

Mirador Natural Sa Galera Soller al fondo

Mirador Natural desde Sa Galera Sóller al fondo

La vuelta a Deià por el Camí dels Pintors fue magnífico y los colores de la tarde contrastaban con el azul brillante del mar en tal forma que entendí el porque del nombre del camino, y llegamos al pueblo encantados aunque un poco cansados. Por fortuna había café y agua fresca esperándonos en La Torre, y la tranquila bajada, hecha en una moto antigua, en buena compañía, fue el final perfecto de un fin de semana y de un día estupendo que me dejó de buen humor y listo para enfrentar lo que me esperara durante la semana.

El equipo Cris y Alfonso

El equipo: Chris y Alfonso

Llucalcari

Llucalcari

Comentarios

Un comentario

  • 16 junio, 2012 at 7:52

    que impresion saber que no solamente has aprendido a hablar la lengua sino a escribirla!!!
    disfrute mucho tu articulo…saludos…
    xoxo..
    Nora

Responder

Su email nunca será publicado Campos obligatorios *