El huerto escolar, un recurso por descubrir.
A menudo, la aparición de nuevos recursos genera cierto escepticismo, desconfianza, o en el peor de los casos, indiferencia. En el caso del huerto escolar, que en los últimos años se ha erigido como una herramienta didáctica extremadamente útil para los docentes, estas actitudes a veces se mezclan con cierto grado de condescendencia romántica. Inmediatamente se asocia el huerto y los niños a un espacio de recreo alejado de los objetivos escolares, trivializando el valor educacional que aporta a los Centros que apuestan por dicha herramienta.
El Huerto Escolar es un recurso didáctico. Como tal, el valor pedagógico del mismo prevalece sobre cualquier otro aspecto. El Huerto Escolar no pretende que los alumnos se conviertan en avezados productores agrícolas, sino en avezados estudiantes, formados a través de un recurso que combina el trabajo en el aula con el trabajo al aire libre. Los contenidos del aula se extrapolan al terreno y viceversa.
Aunque existen diferentes posibilidades de integrar el Huerto Escolar en un Centro, (como una asignatura integrada en el área de Ciencias, como una transversal, como una extraescolar.. etc), siempre ha de consolidarse en torno a los contenidos derivados del Diseño Curricular Base que el Ministerio de Educación determina a los Centros.
El simple hecho de trabajar al aire libre junto con los alumnos, favoreciendo la socialización y el trabajo organizado en común, para ver crecer unas plantas, ya justificaría la adopción del recurso en los Centros. Sin embargo hay que explotar sus posibilidades más allá: El agua, la tierra, el Sol, la comida… de nuevo proporcionan situaciones enseñanza-aprendizaje extraordinarias para desarrollar un pensamiento sólido y creativo; proporciona una herramienta única al docente para abordar y prolongar contenidos del aula, favoreciendo un aprendizaje global, que ayuda a los alumnos a formar mentes críticas, a desarrollar sus capacidades.
Por supuesto, tal cantidad de posibilidades, requieren de una responsabilidad por cuidar el recurso y no agotarlo ni supeditarlo a las cuestiones aparentemente más básicas que sugiere. El Huerto Escolar, en manos de docentes preparados y familiarizados con el mismo, supone una herramienta docente desde Primaria a Bachillerato, desde matemáticas o Biología a Geografía e Historia. No existen más límites pedagógicos que los que establezca el docente.
Baste como ejemplo un ejercicio de integrales triples –contenido curricular de bachillerato de ciencias- para calcular el volumen de agua que necesitará un bancal para ser regado, o el origen de determinados alimentos y la causa de su dispersión geográfica (los viajes colombinos –contenido curricular ESO del área de Historia– trajeron a Europa gran cantidad de alimentos desconocidos hasta entonces).
En posteriores artículos abordaremos cómo realizar actividades o desarrollar contenidos docentes a partir del Diseño Curricular Base y el Huerto, así como la organización, puesta en marcha y mantenimiento del mismo. Siempre en un viaje de ida y vuelta, prolongándose el Huerto en el Diseño Curricular y viceversa.
Por último, me gustaría destacar la importancia del fortísimo valor medio ambiental que proporciona esta herramienta para educar a los alumnos. Sin sermones ni caminos establecidos. Serán ellos mismos quienes descubran a través del pensamiento crítico, la importancia de la producción responsable, del cuidado de su entorno, de qué comen… etc abordando así temas de calado alimenticio e incluso filosófico.
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