Construir verde y la arquitectura bioclimática
Se calcula que el 30% de la energía que se consume en el mundo se emplea en los distintos sistemas de calefacción, iluminación y refrigeración de edificios. Teniendo en cuenta a demás que del total de emisiones provenientes de las edificaciones, el 77% tienen origen en las viviendas, es necesario concienciarse de la necesidad de promover el ahorro de energía en las casas, mejorando los aislamientos, sistemas de calefacción y refrigeración. En los países desarrollados, el sector de la construcción y el uso de energía por parte de edificios son responsables del 40% de las emisiones de CO2 a la atmósfera, más que los medios de transporte. Por esto es necesario construir viviendas mediante la denominada arquitectura bioclimática.
La arquitectura bioclimática se basa en la construcción de viviendas adaptadas al clima local, obteniendo el confort deseado con un consumo mínimo de energía. Se trata de construir viviendas donde las necesidades energéticas que se deben cubrir mediante la electricidad u otras formas de energía, sean lo más bajas posibles y por otra parte los materiales que se utilizan en la construcción tengan un impacto ecológico mínimo.
De acuerdo con la bioconstrucción, algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de la construcción de un edificio son los siguientes:
- Orientación del edificio: Orientación adecuada del edificio para aprovechar el sol, las sombras y la entrada de luz natural, lo que supone un menor gasto eléctrico.
- Localización del edificio: Para aprovechar el microclima y la vegetación existente.
- Materiales de construcción: Utilizando aquellos más empleados en la región, y por lo tanto más baratos y de más fácil obtención. Utilizar pinturas y barnices con bajo o nulo contenido en compuestos orgánicos volátiles (sustancias contaminantes del aire). Utilizar materiales reciclados y renovables.
- La forma del edificio y la distribución de sus huecos: Actuando sobre la envolvente del edificio se puede reducir al mínimo la pérdida de calor en invierno y la ganancia de calor en verano.
- Un dimensionamiento adecuado de los sistemas de calefacción, agua caliente y aire acondicionado.
- Utilizar fuentes de energía alternativas, mientras que minimizamos el consumo de energía eléctrica. Por ejemplo la energía solar, mediante paneles solares.
- Captura del agua de lluvia para su uso en lavabos, riego, inodoros, lavadora, etc.
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